Dolor de rodilla
Las causas más comunes del dolor de rodilla incluyen: Lesiones traumáticas o deportivas Esguinces o distensiones ligamentarias (ligamento cruzado anterior, colateral…) Rotura de meniscos Luxaciones o subluxaciones rotulianas Tendinopatías (como la del tendón rotuliano o cuadricipital) Síndrome de la cintilla iliotibial Problemas degenerativos Artrosis de rodilla (gonartrosis) Condromalacia rotuliana (desgaste del cartílago bajo la rótula) Degeneración meniscal en personas mayores Alteraciones mecánicas Desalineación rotuliana o valgo/varo de rodilla Debilidad muscular o desequilibrio biomecánico Mala pisada o alteraciones en el eje de las piernas Otras causas Bursitis o inflamación de la bursa Artritis reumatoide u otras enfermedades inflamatorias Quiste de Baker (acumulación de líquido sinovial en la parte posterior de la rodilla) Infecciones o enfermedades sistémicas (menos frecuente)
Síntomas del dolor de rodilla
Dolor localizado Dolor en cara anterior, posterior, interna o externa de la rodilla según la estructura afectada. Puede ser agudo, punzante, sordo o ardiente. 2. Inflamación y calor Hinchazón visible o sensación de rodilla “inflamada”. Calor local y, en algunos casos, enrojecimiento. 3. Rigidez y limitación de movimiento Dificultad para flexionar o extender la rodilla. Sensación de “bloqueo” o rigidez matutina. 4. Inestabilidad o sensación de “ceder” La rodilla puede dar la sensación de que se dobla inesperadamente. Común en lesiones de ligamentos (LCA, LCP) o debilidad muscular. 5. Crujidos o chasquidos Sonidos de “clic” o “crack” al mover la rodilla. Pueden aparecer en artrosis, lesiones meniscales o tendinitis. 6. Dificultad para caminar o soportar peso Dolor al subir escaleras, correr, levantarse de silla o tras estar sentado mucho tiempo. 7. Síntomas asociados Derrame articular (líquido acumulado) en lesiones graves o inflamatorias. Hormigueo o debilidad si hay afectación nerviosa cercana.
Prevención del dolor de rodilla
Fortalecimiento muscular Ejercicios de cuádriceps, isquiotibiales, glúteos y pantorrillas para estabilizar la rodilla. Fortalecer core y cadera para mejorar alineación y control de movimientos. 2. Movilidad y estiramientos Estiramiento regular de cuádriceps, isquiotibiales, aductores y gemelos. Movilidad articular para mantener rango de movimiento completo de la rodilla. 3. Actividad física adecuada Priorizar ejercicios de bajo impacto: caminar, nadar, bicicleta, elíptica. Evitar sobrecarga repetitiva o deportes de alto impacto sin preparación física. 4. Manejo de peso Mantener un peso corporal saludable para reducir presión sobre rodillas. 5. Calzado y superficies Usar calzado adecuado que absorba impactos y mantenga alineación de pies y rodillas. Evitar correr o entrenar en superficies muy duras o irregulares. 6. Técnica y ergonomía Levantar cargas correctamente: rodillas flexionadas, espalda recta, peso cercano al cuerpo. Evitar giros bruscos o torsiones de rodilla con carga. Aprender técnica correcta para deportes o ejercicios de fuerza.
Tipos de dolor de rodilla
Artrosis de rodilla Cuando una rodilla esta sana permite la flexionar de la pierna, su extensión y situaciones cotidianas como agacharnos y ponernos de cuclillas. Esto es posible gracias a la buena función de los elementos que forman parte de ella como son los meniscos, los ligamentos y el cartílago entre otros. Este último es un tejido con unas características ideales para permitir la función de protección de la rodilla no obstante, a diferencia de otros tipos de tejidos como los músculos, los tendones y los huesos no puede curarse y es por ello que hay que tratar de cuidarlo y proporcionar las condiciones para que dure muchos años. Mantener un peso adecuado, tener una correcta nutrición, desarrollar las actividades cotidianas con coherencia, y mantener una adecuada condición física ayudará a preservar la estructura de este cartílago. Cuando el cartílago se deteriora, los huesos que forman parte de la rodilla sufren impactos y desgaste que con el paso del tiempo generan síntomas como dolor, incapacidad funcional y disminución de facultades.Dolor de rodilla por tendinitis La tendinitis de rodilla es la degeneración del sistema que permite la inserción de los músculos (el tendón) en los huesos en esta articulación. El sobreuso de los músculos conduce a un desgaste continuo que conlleva el deterioro de esta estructura. Habitualmente el desarrollo de estas lesiones es lento y puede llevar a roturas parciales o totales del tendón, por lo que es importante actuar lo antes posible sobre los factores que conllevan este deterioro.Dolor en el menisco Los meniscos son unas piezas de cartílago que ayudan la amortiguación de cargas entre los huesos que forman parte de la articulación de la rodilla. En cada rodilla tenemos dos meniscos, el medial que está situado en la parte interna y el lateral que está situado en la parte externa de la articulación. Cada uno está formado por tres partes, que se pueden lesionar por separado o en conjunto. En el momento que se produce lesión puede producir un cuadro que produzca dolor, inflamación y derrame de la articulación y limitación para la movilidad.
un tratamiento personalizado e integral del dolor de rodilla, con un enfoque que va más allá del simple alivio: buscamos la causa, tratamos el problema y prevenimos su reaparición. Evaluación médica y diagnóstico Historia clínica completa y exploración física Pruebas de imagen si es necesario (ecografía, radiografía, resonancia) Valoración funcional de la articulación Tratamientos personalizados Tratamiento conservador Reposo relativo, control del dolor e inflamación Medicación analgésica o antiinflamatoria Higiene articular, corrección postural y educación en la carga Fisioterapia especializada Terapia manual y movilizaciones articulares Fortalecimiento muscular guiado (cuádriceps, isquiotibiales, glúteos) Ejercicios de propiocepción y control motor Punción seca, electrólisis percutánea (EPI), tecarterapia y electroterapia Corrección biomecánica y análisis de la pisada Tratamientos intervencionistas Infiltraciones ecoguiadas (antiinflamatorios, ácido hialurónico, PRP) Radiofrecuencia de nervios geniculados en artrosis avanzada Bloqueos nerviosos para control del dolor crónico En casos de lesiones estructurales graves o artrosis avanzada, se valora la derivación a cirugía artroscópica o prótesis, siempre como última opción.
diagnóstico del dolor de rodilla
diagnóstico del dolor de rodilla
Historia clínica (anamnesis) Inicio y evolución: repentino (trauma) o progresivo (desgaste). Localización del dolor: anterior, posterior, medial, lateral o difuso. Relación con actividad: caminar, correr, subir escaleras, agacharse. Síntomas asociados: hinchazón, chasquidos, bloqueo articular, inestabilidad. Antecedentes médicos o lesiones previas: fracturas, cirugía, artritis, sobrepeso. 2. Exploración física Inspección: deformidades, hinchazón, eritema, atrofia muscular. Palpación: sensibilidad, puntos dolorosos, calor local. Movilidad: rango de movimiento activo y pasivo, bloqueo o limitación. Pruebas de estabilidad: evaluación de ligamentos (LCA, LCP, LCM, LCL). Pruebas de menisco: McMurray, Apley, compresión. Evaluación muscular: fuerza de cuádriceps, isquiotibiales y musculatura periarticular. 3. Pruebas de imagen Radiografía: útil para artrosis, fracturas, alineación y deformidades. Resonancia magnética: para meniscos, ligamentos, cartílago y tejidos blandos. Ecografía: evaluación de tendones, bursas y estructuras superficiales. 4. Estudios complementarios Análisis de líquido sinovial: si hay derrame, para descartar infección o artritis inflamatoria. Laboratorio: hemograma, PCR, VSG, ácido úrico si se sospecha artritis sistémica o gota.
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